Un cruasán sorprendentemente bueno

El otro día mi compi de trabajo se presentó con un cruasán metido en una bolsita de papel para el desayuno, y eso que le tengo dicho que tengo limitadas las grasas entre semana, pero la verdad es que fue una delicia para mi sentido gustativo.

Es el típico cruasán del que en principio no esperas nada, porque estaba comprado en una cadena tipo Opencor, sitios de esos donde venden desde comida a revistas, yo esperas que la elaboración, previsiblemente industrial de su bollería, te vaya a subir al cielo, pero lo cierto es que me sorprendió muy gratamente.

Yo, que soy una fan incondicional de este tipo de bollo, he de decir que estaba delicioso, lo suficiente como para recomendarlo aquí.

De tamaño justo, súper crujiente (como debe ser) y sin la cobertura de ese almíbar azucarado que tan poco me gusta.

Me aventuraría a decir, por su intenso sabor, que está hecho con mantequilla, y con mantequilla, amigos, todo sabe mejor, pero no puedo prometer ni prometo.

Así luce y aún sabe mejor. Si os e encontráis una tienda hubiz de paso, no dejéis de haceros con uno, no os arrepentiréis. 🙂

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